brand instagram

Los test se diferencian en dos grandes grupos: las pruebas que detectan una infección actual y las que indican si ya hemos pasado la infección, en la primera se encuentran los test de hisopados (RT-qPCR Y Antígenos), en la segunda las pruebas de anticuerpos en sangre.

PCR
Las pruebas PCR, siglas de “reacción en cadena de la polimerasa” en inglés, detectan la presencia de material genético de un patógeno mediante una muestra biológica, extraída de las fosas nasales o de la garganta del paciente. En el caso del coronavirus, este material es una molécula de ARN.

Se trata de la prueba más fiable actualmente, con una eficiencia de casi el 100% y capaz de detectar el virus en las fases iniciales; aunque es la más costosa y la que tarda más en dar el resultado. Las PCR se aplican cuando existe sospecha de COVID-19, y funcionan tanto en pacientes sintomáticos como asintomáticos.

Test de antígenos
Los test de antígenos se aplican para conocer si un paciente está infectado, ya que detectan las proteínas del virus mientras la infección está teniendo lugar. Estos test se realizan a través de una muestra nasal y ofrecen el resultado rápido. Tienen una mayor eficacia en el momento de mayor carga viral: es decir, con el inicio de los síntomas, cuando la enfermedad es más contagiosa. Están indicados para pacientes que presentan síntomas entre los días 3 al 5 de la infección.

Durante los últimos meses, se han desarrollado modelos de test de antígenos más sofisticados que ofrecen una mayor precisión, aunque todavía no alcanzan la eficiencia de las PCR. Actualmente, se emplean como una herramienta de cribado complementaria a las PCR que ayuda a agilizar la detección del virus, con aproximadamente un 80% de sensibilidad y un 97% de especificidad. Un resultado negativo con alta sospecha de COVID-19 deberá ser repetido u optar por confirmar con una prueba PCR, teniendo en cuenta que esta prueba puede no detectar los casos de baja carga viral.

Test de anticuerpos
Los test de anticuerpos, a diferencia de los anteriores, sirven para detectar si una persona ha estado infectada por el virus y ha desarrollado defensas, y si la infección todavía está activa o no. Aunque no se emplea como diagnóstico definitivo, es útil para conocer si un paciente ha estado en contacto con el virus o para ver la evolución de la enfermedad en los casos confirmados.

En éste se analiza la presencia de inmunoglobulinas IgM (que aparecen entre 7 y 10 días después del contacto con el virus) e IgG (que aparecen entre 10 y 15 días después), estos tiempos no son una regla y pueden ser un poco mayores en algunas personas, por lo que se aconseja realizar luego de 15 días mínimo como regla general.

Un IgM positivo indica una infección activa, mientras que un IgG positivo significa que la infección está superada. Si ambos son positivos, significa que la infección está activa, pero en fase intermedia. Por lo tanto para un buen resultado es importante que no se realice la prueba demasiado pronto, de esa manera se evitan falsos negativos y siempre consultar previamente con el laboratorio.

Si ambas son negativas, significa que no ha habido contacto con el virus. Sin embargo, en ocasiones, puede ser que la persona sí haya estado en contacto con el virus, pero que su respuesta inmunitaria haya sido distinta y que, en lugar de desarrollar anticuerpos, cuente con inmunidad celular. Esto ocurre cuando el sistema inmunitario genera células citotóxicas que atacan a las células infectadas por el virus.

Para cualquier consulta no dudes en comunicarte con nosotros a nuestra línea exclusiva de pruebas de COVID-19 (0995616000 WhatsApp) y nuestros profesionales te estarán asesorando.